La teoría del “Knit Graffiti” viene dada por
unas pautas sencillas, pero a la vez algo complejas. El grupo ‘knittea’
normalmente los viernes o los sábados, y siempre dejan un trozo de papel con
sus eslógan ‘Knitta Please‘ o ‘Whaddup, knitta?‘. Utilizan
postes, árboles, barandillas, extintores y todo tipo de mobiliario urbano, para
reivindicar, a su manera, la belleza en la creación de Street Art. Con esas
sencillas bases los ‘knitta’ han crecido en número y hoy en día podemos
encontrar este tipo de expresiones artísticas en muchas capitales europeas.
El también llamado, Yarn Bombing o Urban Knitting busca despertar sonrisas y humanizar el entorno urbano, ofrecerle color y calidez a los materiales áridos que nos rodean, hormigón, hierro, cristal.
Magda Sayeg , reconocida como “madre” y gurú de este
movimiento empezó en 2005 en Houston (Texas). Tuvo la
feliz idea de forrar de ganchillo los tiradores de su tienda para llamar la
atención del viandante, después llegó un abrigo para una señal de Stop y
una gabardina para una cabina de teléfonos. La idea era hacer más humano el
paisaje urbano.
Era el principio del contagio masivo de una afición (tejer) y
una filosofía (recuperar una actividad artesanal e incorporarla al arte
callejero).
Sayeg fundó entonces “Knitta, Please”. Y en pocos años los grupos que
practican el Yarn Bombing se han extendido por todo el planeta.
Enfundó una parte de la Muralla China, la Torre Eiffel, la calle
milanesa de Paolo Sarpi, las playas de Argentina, el Opera House de Sidney, el
monorraíl de Seattle…
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